.x.X.x. Kat. Solo una memoria. Parte Uno.x.X.x.

-¡AH!- un jadeo. Me aferré a él mientras sentía como el hombre, al que había aprendido a llamarle Doctor Pávlov, introducía algo en mi espalda. Justo en el centro de mis dos omoplatos. Cuando llegó al fondo de aquella llaga proferí un grito agudo-.
Apreté aun más mis manos, aprisionando la tela de la blanca bata que le cubría los brazos. No me di cuenta del momento en el que comencé a llorar, pero las delicadas gotas de agua salada comenzaron a acariciar mis mejillas y a mojar la tela de su camisa negra.  Ni siquiera tuve tiempo de recuperarme cuando otro artilugio entró por mi espalda seguido de otro y otro.
Comencé a temblar por instinto.
-Sujétala bien- le mandó el Doctor Pávlov al hombre que yo estaba abrazando. Él simplemente asintió una vez dedicándome una mirada llena de arrepentimiento.-
'¡Por favor, haz que se detenga!' pensé mientras apretaba los dientes. Después de un rato mi mandíbula comenzaba a dolerme.
-Tranquila, todo pasará- me susurró con calma mientras acariciaba mi cabello castaño claro-.
Sin saber realmente porque le creí, pero después  volví a chillar por otra punzada en mi espalda.
-Me está comenzando a molestar…-masculló el hombre a mis espaldas- …cállala o yo lo haré-.
Yo me estremecí ante el pensamiento. No le conocía bien, pero sabía que no era bueno. El hombre joven al que abrazaba también se estremeció, confirmando mis temores.
-Si señor- respondió rápidamente y me estrechó un poco más- Trata de relajarte un poco más, pequeña- Me llamó con su voz calmada. Yo asentí débilmente y escondí mi rostro en su camisa-.
Un último pinchazo profundo se presentó en mi espalda antes de que sintiera como las frías manos del Doctor Pávlov se alejaban de mi piel. Sonreí para mis adentros.
-Caberletti- El Doctor Pávlov llamó con su inusual y frío acento-.
El hombre que me sostenía entre sus brazos me miró fijamente.
-Tengo que ir…- me dijo suavemente-.
Seguramente mis ojos reflejaron mi tristeza, porque ni siquiera pasaron 3 segundos antes de que Caberletti volviera a hablar.
-Volveré pronto- me sonrió de manera amable para luego alejarse de mí.
Clavé mis ojos en mis manos que descendían despacio, tratando de controlar la sensación de vacío que se encontraba entre ellas. De pronto tocaron mis rodillas y suspiré pesadamente.
-¿Señor, por qué hacemos esto?-preguntó el más joven de los dos hombres de bata- Es solo una niña de 7 años –escuché los susurros de los hombres en silencio-.
-Porque amigo mío, la necesitamos para poder continuar con nuestras investigaciones- le respondió-.
-¿Le hará algo más?-inquirió el hombre de los ojos castaños-.
-No estoy del todo seguro…pero por el momento necesito descubrir como haremos para que nos brinde la energía que necesitamos- murmuró-.
-¿Y cómo planea hacer eso?- Preguntó el doctor Caberletti frunciendo el ceño-.
-Soy un científico ¿no?-Rio un poco- le haré…le haremos pruebas- Utilizó el plural-.
Caberletti abrió sus ojos castaños como platos mientras me volteaba a ver.
¿Pruebas?
¿A qué se referían con eso?
…